Pon a unas universitarias españolas en una habitación con un calentón de cojones. Deja que hagan el loco y que nos enseñen sus cuerpos como putillas y luego espera a que inviten a un compañero que tiene un pollón. Lo siguiente que harán será una competición de garganta profunda para ver quién consigue aguantar con ese pedazo de rabo más tiempo en la boca sin atragantarse. Y luego espera, porque el tío todavía tiene fuerzas para follárselas y para echarles una dosis de semen en la boca de cada una de ellas. Eso es dejarlas contentas, algo que no consiguen todos los sementales.
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