A este tío le encanta tener una vecina puta sumisa, porque siempre que la llama aparece en su puerta dispuesta a que se la folle sin poner ningún tipo de obstáculo. La tía no es que sea un bellezón y de cuerpo no es espectacular, pero le pone muchas ganas y se entrega para dejarse follar bien. A su vecino le gusta darle azotes y dejarle el culo rojo antes de metérsela. Luego se la folla a máxima velocidad para que la tía llore del dolor y se le corra el maquillaje. La corrida del final es inevitable y ya veréis lo guarra que es la tía.
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